viernes, 9 de noviembre de 2012

Respuesta a una "Gran Carta de Un Extremeño"

He reflexionado un poco más sobre la Gran Carta de Un Extremeño escrita por Pedro Asenjo y tengo que añadir un par (o tres) comentarios más a dicha carta.

Empecemos por la "humillación" que dice sentir el autor en Extremadura. Parece, por lo que puedo leer en la carta, que la humillación proviene del esclavismo al que estaban sometidos los extremeños por parte de los "señoritos". Como ya comenté en la anterior entrada de este blog, toda la familia de mi padre proviene de un pueblo de Extremadura, más concretamente de Herrera del Duque, situado en lo que llaman la Siberia Extremeña. Estos terrenos, como bien indica el nombre del pueblo, pertenecen a los Duques de Alba (y no estoy del todo seguro si todavía pertenece), no obstante ni mis abuelos ni mi padre ha tenido nunca que trabajar para el duque o sufrir la "humillación" de ir a por agua para el duque a la fuente con el cántaro. Nunca me han contado nada de la esclavitud a la que hace referencia la carta.

Continuemos por la posesión de la tierra y lo precario que es vivir de la misma. La familia de mi padre, tal vez eran unos privilegiados, poseían algunos olivares en los alrededores del pueblo y también tenían algo de ganado. De hecho, hasta que mis abuelos dejaron el pueblo podían vivir dignamente, e incluso han sobrevivido hasta nuestros días con sus ochenta y tantos años.

En cuanto a la historia tengo un par de noticias para el autor. La primera concesión para la construcción de líneas férreas que se realizó en toda España, el 23 de Septiembre de 1829, fue en Andalucía, un proyecto promovido por el gaditano José Manuel Díez Imbrechts, y se trataba de una línea desde Jerez de la Frontera a un muelle en el Río Guadalete (5,8 km) para transportar vinos de Jerez, sin embargo el proyecto fracasó por falta de inversores. La segunda concesión fue también en Andalucía, esta vez promovida por un pacense (de Zafra (Badajoz)), Luis Marcelino Calero y Portocarrero, que promovía una línea desde Jerez de la Frontera hasta Sanlúcar de Barrameda pasando por el Puerto de Santa María y Rota (62,7 km). Esta concesión fue aprobada por Real Orden el 28 de Marzo de 1830. No obstante esta concesión tampoco se llegó a ejecutar.

Sin embargo, si nos ponemos estrictos, la primera línea férrea de España que efectivamente llegó a realizarse fue en Cuba (que todavía era española), que unía La Habana con Güines (52,9 km) y cuyo primer tramo se inauguró el 19 de Noviembre de 1837. En esta inauguración estuvo el empresario catalán nacido en Mataró, Miguel Biada el promotor de la línea entre Barcelona y Mataró. Mientras el ferrocarril de La Habana a Güines se realizó con capital público, la línea entre Barcelona y Mataró se realizó íntegramente con capital privado.

Por último, 10 años después de la inauguración del primer ferrocarril en la España de aquel entonces que incluía a Cuba, se inaugura el ferrocarril Barcelona-Mataró (31,8 km) por lo que parece un capricho de un empresario de Mataró, ya que en la inauguración del ferrocarril entre Cuba y Güines le dijo al gobernador de la isla :"Cuando vuelva a mi país, antes de un año habré unido Barcelona con mi pueblo".

En lo que se refiere al ferrocarril entre Madrid y Aranjuez, que el autor de la carta indica que fue realizado para que la reina fuera a refrescarse a sus jardines junto al Tajo tengo que decirle al autor, que el proyecto de este ferrocarril es anterior al de Barcelona-Mataró (tiene su origen en el año 1830), que fue promovido por un malagueño, José Salamanca y Mayol y que la idea original del proyecto era para "dar una fácil y económica salida a todas las producciones de Aranjuez y pueblos adyacentes, que se aumentarán sin duda con la seguridad y rapidez de consumos tan inmediatos, puesto que en dos horas se hará el transporte hasta Madrid". En el proyecto también estaba el granadino Francisco Javier de Burgos y el gallego Joaquín Vizcaíno.

Bien, después de todo esto también debo indicar que toda esta información la he obtenido en un rato de búsqueda por internet, no se encuentra clasificada ni nada por el estilo. También debo decir que esto son sólo pinceladas, me ha parecido leer en algún lado que antes de la concesión de la línea férrea entre Barcelona y Mataró hubo 10 concesiones más que tampoco llegaron a buen término, pero que quede constancia que Cataluña no fue la pionera de las líneas férreas en España. Antes hubo muchas otras, que no obtuvieran inversión suficiente es otro tema, pero la revolución industrial se produjo por toda España.


jueves, 8 de noviembre de 2012

Respuesta a dos cartas de extremeños

Me siento obligado a responder a diversas cartas que han surgido últimamente en la web por parte de extremeños que han emigrado (Gran carta de un extremeño y Carta abierta al señor Fernández Vara).

Mi padre, mis abuelos y toda la familia a partir de ahí son y han sido extremeños. Yo no nací en Extremadura pero desde muy pequeño he ido con mucha frecuencia al pueblo de mi padre lo que me ha hecho querer a Extremadura como si fuera mi propia tierra (cosa que no puede decir el autor de la segunda carta que afirma con orgullo que sólo ha visitado Extremadura 6 veces en 34 años).

En ambos casos presentan una Extremadura que no se parece en nada a la que yo conozco, sobre todo la primera carta. Dibujan una Extremadura que tristemente me recuerda al documental de Buñuel "Las Hurdes, tierra sin pan". Una farsa de la que también quiero hablar y que ha hecho mucho daño a la imagen de Extremadura.

Lo primero que hay que dejar claro es que creo que se ha tergiversado lo expresado por el señor Fernández Vara. Cuando dijo que Cataluña devolviera a los emigrantes extremeños se refería a que Cataluña tiene que reconocer que gran parte de la población que actualmente vive allí son emigrantes o hijos de emigrantes y que si Cataluña es hoy lo que es fue gracias a esa mano de obra barata importada de otras regiones de España. Tal vez se ha tomado al pie de la letra esa declaración pero lo que pretendía el señor Fernández Vara es que se reconociera el esfuerzo extremeño en construir la Cataluña de hoy y el pasado extremeño de gran parte de su población.

La primera de las cartas, de un tal Pedro Asenjo, nos muestra a una Extremadura con "señoritos" esclavizando al pueblo llano, pues bien, mi abuelo que vivió en los años 30, 40 y 50 en el pueblo no trabajó para ningún señorito, se ganaba el pan como pastor o labrando el campo o haciendo labores de monte. De hecho las familias de mis abuelos poseían terrenos y cultivaban y vivían perfectamente. Que yo sepa ninguno tuvo que ir a buscarle agua al señorito a la fuente. Ninguno sufrió la humillación que dice el autor de esta carta. Quizás sí la miseria, pero no una miseria diferente a la que se vivía en otras zonas de España en aquella época. Tengo que decir que me da una gran lástima que el autor de esta carta haya decidido que su pasado extremeño sea una humillación, ¿humillación por qué? Por no pertenecer a la burguesía catalana de los años 40 o 50, por no saber hablar catalán desde que nació. Bueno, dudo mucho que un catalán sepa hablar una sola palabra de Valverdieru, Panocho (hablado en algunas zonas de la huerta de Murcia) u otra lengua de las muchas que se hablan en toda la geografía española. Para ser una gran persona hay que aceptarse y aceptar el pasado de uno mismo para conocerse mejor y a partir de ahí avanzar.

En cuanto a la segunda carta debo decirle al señor Abel Robledo, autor de la misma, que si sólo ha visitado Extremadura 6 veces en 34 años, le compadezco enormemente. También le compadezco por la idea que tiene de Extremadura al decir aquello de que se ha planteado invertir en el mismo para generar algún puesto de trabajo para que ningún otro joven tenga que vivir lo que vivió su padre con 15 años. Por favor, mi padre vivió en Extremadura con 15 años (y contando con que tengo la misma edad que Abel Robledo quiero entender que hablamos de la misma época) y cuenta maravillas del pueblo, maravillas que me han hecho volver año tras año para ver si podía revivir alguna (y tengo que confesar que alguna sí que he vivido, aunque no todas las que quisiera).

En ambas cartas tengo la sensación de que los autores han decidido enterrar bien profundo su origen extremeño, olvidar su pasado y tratar de encajar en una sociedad que ha tendido a exacerbar  todo aquello que le diferenciara de sus vecinos, dejando por el camino los puntos de unión. Un pueblo es grande cuando se convierte en tolerante, cuando acepta su pasado y acepta en su cultura el enriquecimiento que produce la mezcla.

Por último, una pincelada al famoso documental de Buñuel. Me parece una farsa, una gran mentira, este documental. Me hubiese gustado que el mismo documental se hubiese realizado en Tresviso o en algún otro pueblo aislado de nuestra accidentada geografía. Quizás los resultados no habrían sido muy diferentes, o quizás habrían sido peores.

En definitiva me parece muy mal la imagen que se da en ambas cartas y en el documental sobre Extremadura. Me da la sensación, confirmada en la carta de Abel Robles, que no se conoce para nada Extremadura y de que existe un halo de vergüenza por provenir de un pueblo extremeño o de un pueblo en general.

PD. Por lo que respecta a la balcanización del asunto mencionada en la carta de Pedro Asenjo, prefiero no hacer comentarios incendiarios, pero haberlos haylos y quizás los exprese en otro blog.