domingo, 7 de junio de 2015

La importancia de llamarse John

¿Cuántos idiomas hablan ustedes? ¿Qué nivel de inglés tienen? Seguramente, como a todos, estas dos preguntas nos las han hecho unas cuantas veces y, también como a todos, nos habrá provocado un ligero (dependiendo de la conciencia de cada uno) enrojecimiento al pensar que nuestro nivel de inglés no es tan bueno como quisiéramos o que no hablamos tantos idiomas como quisiéramos.

Ahora bien, ¿alguien se ha parado a pensar en cómo sería la respuesta si la misma pregunta se la hiciéramos a uno de los hijos de la Gran Bretaña o, incluso a un estadounidense o canadiense? Evidentemente, su nivel de inglés es... NATIVO, sí. Por supuesto. Pero, ¿y su nivel de español, francés, alemán, sueco, griego, portugués, chino...? Muy probablemente su nivel será nulo o casi nulo, salvo honrosas excepciones un angloparlante nativo no ve motivos para aprender otro idioma, es más (y estas son palabras oídas a un británico refiriendose a un griego):

«I am english, they should speak my language, I don't need to speak other languages»
-Soy inglés, ellos deberían aprender mi idioma, no necesito aprender otros idiomas
-Είμαι αγγλικά, αυτοί θα πρέπουν να μιλούν τη γλώσσα μου, δεν χρειάζω να μιλώ άλλες γλώσσες
-Ich bin Englisch, sie mussen meine Sprache sprechen, ich brauche nicht anderen Sprachen sprechen
-Eu sou inglês, eles devem falar a minha língua, eu não preciso de falar outros idiomas.

 Y lo triste es que tiene toda la razón, no tiene por qué aprender otros idiomas, porque el resto del mundo se ha doblegado al colonialismo lingüístico anglosajón llegando a adoptar vocablos de este idioma sin pararse a pensar en la posibilidad de otro vocablo en el idioma propio de cada país.

Lo que más curioso me parece de todo esto es que, si bien la pregunta con la que he iniciado esta entrada se emplea en muchas ocasiones para sacarnos los colores a los españolitos de a pie, siempre se nos compara con otros paises para señalarnos como los alumnos atrasados que no aprenden idiomas, especialmente inglés. Pues bien, voy a poner unos pocos ejemplos (demasiado pocos):
  • En el Reino Unido (en el año 1993), por supuesto nadie hablaba otro idioma que no fuera el inglés. Ni siquiera me molesté en buscar a alguien que hablara otro idioma.
  • Cuando estuve en París (allá por el año 1995), me resultó curiosa la dificultad que tuve para encontrar a alguien que hablara inglés. Incluso en Eurodisney tampoco hablaba nadie en inglés.
  • Por el contrario, en Grecia (en el año 2003), hasta los vendedores ambulantes eran capaces de chapurrear alguna palabra en castellano (a veces incluso eran capaces de dirigirse a tí en castellano sin que hubieras mediado una palabra con ellos), y por supuesto todos (absolutamente todos) hablaban algo de inglés y lo comprendían (al mismo nivel que podemos tener aquí en España).
  • Otro ejemplo, más revelador aún si cabe, en Viena (en el año 2005), me sorprendió (y hasta me abrumó) la imposibilidad de comunicarme con NADIE en absoluto si no era en alemán, italiano o ruso.

La pregunta es ¿a qué estamos jugando? Todos los años tenemos la misma estadística que nos dice que los españoles con el inglés «nasti de plasti» y allá que tenemos a los reporteros de esta o aquella cadena de televisión haciendo sus reportajes por las calles de alguna gran ciudad española preguntándole a la gente «¿cual es su nivel de inglés?» «what is your name?»... Poniendo en evidencia una supuesta ineptitud, falta de interés o qué se yo... También podemos encontrar al típico reportero inglés, alemán, sueco... mostrándole al resto de Europa que los españoles, griegos y, en general pueblos mediterráneos, somos unos vagos por no esforzarnos en aprender su idioma en condiciones.

Sugiero el siguiente experimento. El español o castellano es la segunda lengua más hablada detrás del chino mandarín, superando al inglés en algo más de 50 millones de hablantes nativos. Mandemos a un reportero al Reino Unido, otro a Alemania, otro a París y vayamos preguntando por la calle en el castellano más correcto «¿cuántos idiomas habla usted?»«¿sabría conjugarme el verbo cantar en presente de indicativo?».

Esta situación, además, genera dos grandes desigualdades. La primera de ellas, mientras el resto del mundo ocupa parte de su tiempo en aprender y perfeccionar el idioma de la «madre patria lingüística», ésta (la «madre patria») por un lado puede ocupar ese mismo tiempo en dejar atrás económica y tecnológicamente al resto del mundo y, por otro lado, puede generar una lucrativa industria de enseñanza del idioma. La segunda de las desigualdades surge en las negociaciones, por mucho que nos esforcemos, el idioma, si no lo hemos mamado ni lo vivimos a diario, siempre tendrá algún vericueto que no llegamos a comprender del todo como lo haría un nativo, que ha nacido y crecido y que piensa en el idioma, lo cual genera una desventaja en las negociaciones.

Lo dicho, ¿a qué estamos jugando? Que nadie me malinterprete, me encantan los idiomas y siempre que puedo busco algún rato para aprender alguna palabra nueva o alguna nueva estructura (tanto en inglés como en otros idiomas). Considero que la diversidad lingüística es esencial en este mundo y que no hay nada mejor que pensar en el idioma en el que has nacido o te encuentras inmerso.
 
Vamos a plantear una hipótesis. Juan (John para los amigos) es un inglés cuyo nivel de español haría que los huesos de Cervantes se reordenasen en el Convento de las Trinitarias y saliese corriendo. Juan quiere venir a trabajar a España y es un químico graduado en Oxford (pido perdón si me equivoco al afirmar que en Oxford se puede estudiar química), ¿le damos el trabajo? No me respondáis todavía, aún hay más.

Juan (Juanillo para los amigos) quiere irse a trabajar al Reino Unido, pero le exigen un nivel de inglés C1 (basándonos en el marco común europeo de idiomas), nivel que, desde mi punto de vista dificilmente va a conseguir viviendo a 3 000 km de la población más cercana angloparlante (Juan vive en La Coruña). Juan es un biólogo licenciado en la Universidad Autónoma de Barcelona. Sin embargo Juan sabe hablar un inglés bastante aceptable, conseguido no a través de la Escuela Oficial de Idiomas, ni a través de ningún curso por correspondencia. Juan se ha pasado los veranos, desde que tenía 15 años bregando con clientes ingleses del bar que tiene su padre. ¿Qué hacemos con Juan? ¿le damos el trabajo?

Ante estas dos perspectivas, ¿cuál de los dos creeis que conseguirá antes el trabajo? ¿Juanillo o John? ¿Por qué motivo a Juanillo le exigimos un nivel C1 de inglés y con John nos basta con que chapurree un poco de español? (Γιατί; Warum? Por qué?).

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