domingo, 7 de junio de 2015

La importancia de llamarse John

¿Cuántos idiomas hablan ustedes? ¿Qué nivel de inglés tienen? Seguramente, como a todos, estas dos preguntas nos las han hecho unas cuantas veces y, también como a todos, nos habrá provocado un ligero (dependiendo de la conciencia de cada uno) enrojecimiento al pensar que nuestro nivel de inglés no es tan bueno como quisiéramos o que no hablamos tantos idiomas como quisiéramos.

Ahora bien, ¿alguien se ha parado a pensar en cómo sería la respuesta si la misma pregunta se la hiciéramos a uno de los hijos de la Gran Bretaña o, incluso a un estadounidense o canadiense? Evidentemente, su nivel de inglés es... NATIVO, sí. Por supuesto. Pero, ¿y su nivel de español, francés, alemán, sueco, griego, portugués, chino...? Muy probablemente su nivel será nulo o casi nulo, salvo honrosas excepciones un angloparlante nativo no ve motivos para aprender otro idioma, es más (y estas son palabras oídas a un británico refiriendose a un griego):

«I am english, they should speak my language, I don't need to speak other languages»
-Soy inglés, ellos deberían aprender mi idioma, no necesito aprender otros idiomas
-Είμαι αγγλικά, αυτοί θα πρέπουν να μιλούν τη γλώσσα μου, δεν χρειάζω να μιλώ άλλες γλώσσες
-Ich bin Englisch, sie mussen meine Sprache sprechen, ich brauche nicht anderen Sprachen sprechen
-Eu sou inglês, eles devem falar a minha língua, eu não preciso de falar outros idiomas.

 Y lo triste es que tiene toda la razón, no tiene por qué aprender otros idiomas, porque el resto del mundo se ha doblegado al colonialismo lingüístico anglosajón llegando a adoptar vocablos de este idioma sin pararse a pensar en la posibilidad de otro vocablo en el idioma propio de cada país.

Lo que más curioso me parece de todo esto es que, si bien la pregunta con la que he iniciado esta entrada se emplea en muchas ocasiones para sacarnos los colores a los españolitos de a pie, siempre se nos compara con otros paises para señalarnos como los alumnos atrasados que no aprenden idiomas, especialmente inglés. Pues bien, voy a poner unos pocos ejemplos (demasiado pocos):
  • En el Reino Unido (en el año 1993), por supuesto nadie hablaba otro idioma que no fuera el inglés. Ni siquiera me molesté en buscar a alguien que hablara otro idioma.
  • Cuando estuve en París (allá por el año 1995), me resultó curiosa la dificultad que tuve para encontrar a alguien que hablara inglés. Incluso en Eurodisney tampoco hablaba nadie en inglés.
  • Por el contrario, en Grecia (en el año 2003), hasta los vendedores ambulantes eran capaces de chapurrear alguna palabra en castellano (a veces incluso eran capaces de dirigirse a tí en castellano sin que hubieras mediado una palabra con ellos), y por supuesto todos (absolutamente todos) hablaban algo de inglés y lo comprendían (al mismo nivel que podemos tener aquí en España).
  • Otro ejemplo, más revelador aún si cabe, en Viena (en el año 2005), me sorprendió (y hasta me abrumó) la imposibilidad de comunicarme con NADIE en absoluto si no era en alemán, italiano o ruso.

La pregunta es ¿a qué estamos jugando? Todos los años tenemos la misma estadística que nos dice que los españoles con el inglés «nasti de plasti» y allá que tenemos a los reporteros de esta o aquella cadena de televisión haciendo sus reportajes por las calles de alguna gran ciudad española preguntándole a la gente «¿cual es su nivel de inglés?» «what is your name?»... Poniendo en evidencia una supuesta ineptitud, falta de interés o qué se yo... También podemos encontrar al típico reportero inglés, alemán, sueco... mostrándole al resto de Europa que los españoles, griegos y, en general pueblos mediterráneos, somos unos vagos por no esforzarnos en aprender su idioma en condiciones.

Sugiero el siguiente experimento. El español o castellano es la segunda lengua más hablada detrás del chino mandarín, superando al inglés en algo más de 50 millones de hablantes nativos. Mandemos a un reportero al Reino Unido, otro a Alemania, otro a París y vayamos preguntando por la calle en el castellano más correcto «¿cuántos idiomas habla usted?»«¿sabría conjugarme el verbo cantar en presente de indicativo?».

Esta situación, además, genera dos grandes desigualdades. La primera de ellas, mientras el resto del mundo ocupa parte de su tiempo en aprender y perfeccionar el idioma de la «madre patria lingüística», ésta (la «madre patria») por un lado puede ocupar ese mismo tiempo en dejar atrás económica y tecnológicamente al resto del mundo y, por otro lado, puede generar una lucrativa industria de enseñanza del idioma. La segunda de las desigualdades surge en las negociaciones, por mucho que nos esforcemos, el idioma, si no lo hemos mamado ni lo vivimos a diario, siempre tendrá algún vericueto que no llegamos a comprender del todo como lo haría un nativo, que ha nacido y crecido y que piensa en el idioma, lo cual genera una desventaja en las negociaciones.

Lo dicho, ¿a qué estamos jugando? Que nadie me malinterprete, me encantan los idiomas y siempre que puedo busco algún rato para aprender alguna palabra nueva o alguna nueva estructura (tanto en inglés como en otros idiomas). Considero que la diversidad lingüística es esencial en este mundo y que no hay nada mejor que pensar en el idioma en el que has nacido o te encuentras inmerso.
 
Vamos a plantear una hipótesis. Juan (John para los amigos) es un inglés cuyo nivel de español haría que los huesos de Cervantes se reordenasen en el Convento de las Trinitarias y saliese corriendo. Juan quiere venir a trabajar a España y es un químico graduado en Oxford (pido perdón si me equivoco al afirmar que en Oxford se puede estudiar química), ¿le damos el trabajo? No me respondáis todavía, aún hay más.

Juan (Juanillo para los amigos) quiere irse a trabajar al Reino Unido, pero le exigen un nivel de inglés C1 (basándonos en el marco común europeo de idiomas), nivel que, desde mi punto de vista dificilmente va a conseguir viviendo a 3 000 km de la población más cercana angloparlante (Juan vive en La Coruña). Juan es un biólogo licenciado en la Universidad Autónoma de Barcelona. Sin embargo Juan sabe hablar un inglés bastante aceptable, conseguido no a través de la Escuela Oficial de Idiomas, ni a través de ningún curso por correspondencia. Juan se ha pasado los veranos, desde que tenía 15 años bregando con clientes ingleses del bar que tiene su padre. ¿Qué hacemos con Juan? ¿le damos el trabajo?

Ante estas dos perspectivas, ¿cuál de los dos creeis que conseguirá antes el trabajo? ¿Juanillo o John? ¿Por qué motivo a Juanillo le exigimos un nivel C1 de inglés y con John nos basta con que chapurree un poco de español? (Γιατί; Warum? Por qué?).

viernes, 15 de noviembre de 2013

Voy a comenzar esta entrada como el gran Daniel Viglietti: "Cuentan creencias antiguas que vivir no es luchar, que sabio es quien consigue al mal con el bien pagar. El que olvida la propia voluntad, el que acepta no alcanzar sus deseos, ese es considerado por todos un sabio...".

Pues bien, cuentan creencias antiguas que había un hombre que tenía un campo plantado de perales, algunos almendros, tres o cuatro ciruelos y un par de membrillos. A este hombre le gustaban exageradamente las peras, con ellas hacía todo tipo de comidas y dulces. Por ese motivo los perales eran su árbol favorito y era el árbol que más abundaba en su campo.

Un buen día, este hombre se trajo al campo un peral nuevo, comprado especialmente en el mercado de la ciudad. Según le habían dicho este peral producía las peras más dulces que había probado en su vida y que su producción era dos veces superior a la de cualquier peral que tuviera en su campo.

Este hombre plantó el peral en el lugar más húmedo y fresco de todo su terreno, apenas le importó tener que arrancar uno de sus almendros (precísamente el que mejores almendras producía). Una vez hubo plantado el peral se giró y vió su almendro, repleto de flores y pensó "es una lástima perder esta producción de almendras. Trataré de injertar alguna de sus ramas en otro almendro". Consiguió injertar las tres mejores ramas del almendro en el almendro más cercano y todo pareció ir bien durante un tiempo, pero al año siguiente el almendro injertado comenzó a dar signos de debilidad, aunque las ramas injertadas parecían aún fuertes, la producción de almendras había bajado significativamente y las ramas naturales del almendro estaban quebradizas y muy caídas.

Como los almendros no le gustaban mucho decidió coger las mejores ramas de este almendro injertado (concretamente las que había injertado el año anterior) y, a falta de otro almendro hizo un pequeño experimento agropecuario, las injertó en el mejor ciruelo de su campo.

Mientras tanto, el peral que había plantado el año anterior crecía y crecía. Aunque la producción de peras apenas superaba a la de su mejor peral y la calidad de las mismas tampoco era una maravilla, el aspecto que ofrecía el arbol era imponente. El tronco estaba engordando y su copa daba sombra a muchos de los otros árboles que tenía en el campo.

El hombre tuvo suerte (no sabemos cómo) pero el injerto de almendro en ciruelo funcionó, las ramas de almendro en el ciruelo seguían produciendo almendras, aunque no tan buenas como al principio, pero sí bastante aceptables. En lo que respecta a la producción de ciruelas, también había bajado tanto en calidad como en cantidad, y el aspecto general del árbol era bastante enfermizo. Con seguridad no aguantaría otro año más. A la vista de que el experimento funcionó el año anterior volvió a tentar a la suerte, esta vez por partida doble. Cogió las mejores ramas de ciruelo y las mejores de almendro y las injertó en uno de sus membrillos.

Al año siguiente una fuerte epidemia diezmó a sus perales, almendros y ciruelos. Ahora sólo quedaba en el huerto el peral y el membrillo injertado con almendro y ciruelo, y ahora además con peral (antes de que muriera su mejor peral cogió algunas ramas y se las injertó al membrillo). El peral que había comprado en el mercado daba sombra al membrillo injertado y su copa era bien frondosa, de forma que se podía distinguir perfectamente el huerto de este hombre desde la distancia por el peral que había en él. Sin embargo el membrillo, que sin saber cómo había conseguido producir almendras, ciruelas, peras y membrillos de una calidad bastante aceptable, tenía un aspecto demacrado. Las peras que producía el peral, sin embargo, eran cada vez más pequeñas, menos dulces y las producía en menor cantidad.

Pese a todo el hombre quería a aquel peral como a un hijo, le encantaba sentarse a su sombra y observar el demacrado membrillo-almendro-ciruelo-peral. Con la baja calidad de las peras que producía el peral, éstas no podían venderse en el mercado, en cambio, el hombre podía vender, por su puesto a un precio más bajo, las almendras, ciruelas, peras y membrillos que producía el membrillo-almendro-ciruelo-peral.

Con el tiempo el membrillo injertado dio signos de debilitamiento. La producción bajó en calidad y cantidad. Las almendras comenzaron a tener un regusto amargo, las ciruelas tenían una piel demasiado dura y las peras eran cada vez más secas. En lo que se refiere a los membrillos, eran pequeños y muy sosos. Ante esto, el hombre tomó una decisión, cortaría aquel árbol escuchimizado que, además con toda probabilidad le estaba restando fuerzas al peral para que produjera más peras.

Pasaron los años y el peral siguió creciendo, pero no por ello producía más peras o de mejor calidad. Ahora el hombre no podía vender la producción en el mercado ni podía hacer dulces con ellas. Su campo aparecía totalmente yermo, sin vegetación y tan sólo con un peral enorme e improductivo en el mejor rincón del huerto.

Cuenta la leyenda que aquel hombre murió a la sombra del peral, y que pidió ser enterrado a sus pies. Tras muchas generaciones, los descendientes de aquel hombre vieron el enorme peral, ahora ya viejo y se preguntaron el porqué su antecesor decidió mantener en el huerto a un arbol tan poco productivo.

viernes, 9 de noviembre de 2012

Respuesta a una "Gran Carta de Un Extremeño"

He reflexionado un poco más sobre la Gran Carta de Un Extremeño escrita por Pedro Asenjo y tengo que añadir un par (o tres) comentarios más a dicha carta.

Empecemos por la "humillación" que dice sentir el autor en Extremadura. Parece, por lo que puedo leer en la carta, que la humillación proviene del esclavismo al que estaban sometidos los extremeños por parte de los "señoritos". Como ya comenté en la anterior entrada de este blog, toda la familia de mi padre proviene de un pueblo de Extremadura, más concretamente de Herrera del Duque, situado en lo que llaman la Siberia Extremeña. Estos terrenos, como bien indica el nombre del pueblo, pertenecen a los Duques de Alba (y no estoy del todo seguro si todavía pertenece), no obstante ni mis abuelos ni mi padre ha tenido nunca que trabajar para el duque o sufrir la "humillación" de ir a por agua para el duque a la fuente con el cántaro. Nunca me han contado nada de la esclavitud a la que hace referencia la carta.

Continuemos por la posesión de la tierra y lo precario que es vivir de la misma. La familia de mi padre, tal vez eran unos privilegiados, poseían algunos olivares en los alrededores del pueblo y también tenían algo de ganado. De hecho, hasta que mis abuelos dejaron el pueblo podían vivir dignamente, e incluso han sobrevivido hasta nuestros días con sus ochenta y tantos años.

En cuanto a la historia tengo un par de noticias para el autor. La primera concesión para la construcción de líneas férreas que se realizó en toda España, el 23 de Septiembre de 1829, fue en Andalucía, un proyecto promovido por el gaditano José Manuel Díez Imbrechts, y se trataba de una línea desde Jerez de la Frontera a un muelle en el Río Guadalete (5,8 km) para transportar vinos de Jerez, sin embargo el proyecto fracasó por falta de inversores. La segunda concesión fue también en Andalucía, esta vez promovida por un pacense (de Zafra (Badajoz)), Luis Marcelino Calero y Portocarrero, que promovía una línea desde Jerez de la Frontera hasta Sanlúcar de Barrameda pasando por el Puerto de Santa María y Rota (62,7 km). Esta concesión fue aprobada por Real Orden el 28 de Marzo de 1830. No obstante esta concesión tampoco se llegó a ejecutar.

Sin embargo, si nos ponemos estrictos, la primera línea férrea de España que efectivamente llegó a realizarse fue en Cuba (que todavía era española), que unía La Habana con Güines (52,9 km) y cuyo primer tramo se inauguró el 19 de Noviembre de 1837. En esta inauguración estuvo el empresario catalán nacido en Mataró, Miguel Biada el promotor de la línea entre Barcelona y Mataró. Mientras el ferrocarril de La Habana a Güines se realizó con capital público, la línea entre Barcelona y Mataró se realizó íntegramente con capital privado.

Por último, 10 años después de la inauguración del primer ferrocarril en la España de aquel entonces que incluía a Cuba, se inaugura el ferrocarril Barcelona-Mataró (31,8 km) por lo que parece un capricho de un empresario de Mataró, ya que en la inauguración del ferrocarril entre Cuba y Güines le dijo al gobernador de la isla :"Cuando vuelva a mi país, antes de un año habré unido Barcelona con mi pueblo".

En lo que se refiere al ferrocarril entre Madrid y Aranjuez, que el autor de la carta indica que fue realizado para que la reina fuera a refrescarse a sus jardines junto al Tajo tengo que decirle al autor, que el proyecto de este ferrocarril es anterior al de Barcelona-Mataró (tiene su origen en el año 1830), que fue promovido por un malagueño, José Salamanca y Mayol y que la idea original del proyecto era para "dar una fácil y económica salida a todas las producciones de Aranjuez y pueblos adyacentes, que se aumentarán sin duda con la seguridad y rapidez de consumos tan inmediatos, puesto que en dos horas se hará el transporte hasta Madrid". En el proyecto también estaba el granadino Francisco Javier de Burgos y el gallego Joaquín Vizcaíno.

Bien, después de todo esto también debo indicar que toda esta información la he obtenido en un rato de búsqueda por internet, no se encuentra clasificada ni nada por el estilo. También debo decir que esto son sólo pinceladas, me ha parecido leer en algún lado que antes de la concesión de la línea férrea entre Barcelona y Mataró hubo 10 concesiones más que tampoco llegaron a buen término, pero que quede constancia que Cataluña no fue la pionera de las líneas férreas en España. Antes hubo muchas otras, que no obtuvieran inversión suficiente es otro tema, pero la revolución industrial se produjo por toda España.


jueves, 8 de noviembre de 2012

Respuesta a dos cartas de extremeños

Me siento obligado a responder a diversas cartas que han surgido últimamente en la web por parte de extremeños que han emigrado (Gran carta de un extremeño y Carta abierta al señor Fernández Vara).

Mi padre, mis abuelos y toda la familia a partir de ahí son y han sido extremeños. Yo no nací en Extremadura pero desde muy pequeño he ido con mucha frecuencia al pueblo de mi padre lo que me ha hecho querer a Extremadura como si fuera mi propia tierra (cosa que no puede decir el autor de la segunda carta que afirma con orgullo que sólo ha visitado Extremadura 6 veces en 34 años).

En ambos casos presentan una Extremadura que no se parece en nada a la que yo conozco, sobre todo la primera carta. Dibujan una Extremadura que tristemente me recuerda al documental de Buñuel "Las Hurdes, tierra sin pan". Una farsa de la que también quiero hablar y que ha hecho mucho daño a la imagen de Extremadura.

Lo primero que hay que dejar claro es que creo que se ha tergiversado lo expresado por el señor Fernández Vara. Cuando dijo que Cataluña devolviera a los emigrantes extremeños se refería a que Cataluña tiene que reconocer que gran parte de la población que actualmente vive allí son emigrantes o hijos de emigrantes y que si Cataluña es hoy lo que es fue gracias a esa mano de obra barata importada de otras regiones de España. Tal vez se ha tomado al pie de la letra esa declaración pero lo que pretendía el señor Fernández Vara es que se reconociera el esfuerzo extremeño en construir la Cataluña de hoy y el pasado extremeño de gran parte de su población.

La primera de las cartas, de un tal Pedro Asenjo, nos muestra a una Extremadura con "señoritos" esclavizando al pueblo llano, pues bien, mi abuelo que vivió en los años 30, 40 y 50 en el pueblo no trabajó para ningún señorito, se ganaba el pan como pastor o labrando el campo o haciendo labores de monte. De hecho las familias de mis abuelos poseían terrenos y cultivaban y vivían perfectamente. Que yo sepa ninguno tuvo que ir a buscarle agua al señorito a la fuente. Ninguno sufrió la humillación que dice el autor de esta carta. Quizás sí la miseria, pero no una miseria diferente a la que se vivía en otras zonas de España en aquella época. Tengo que decir que me da una gran lástima que el autor de esta carta haya decidido que su pasado extremeño sea una humillación, ¿humillación por qué? Por no pertenecer a la burguesía catalana de los años 40 o 50, por no saber hablar catalán desde que nació. Bueno, dudo mucho que un catalán sepa hablar una sola palabra de Valverdieru, Panocho (hablado en algunas zonas de la huerta de Murcia) u otra lengua de las muchas que se hablan en toda la geografía española. Para ser una gran persona hay que aceptarse y aceptar el pasado de uno mismo para conocerse mejor y a partir de ahí avanzar.

En cuanto a la segunda carta debo decirle al señor Abel Robledo, autor de la misma, que si sólo ha visitado Extremadura 6 veces en 34 años, le compadezco enormemente. También le compadezco por la idea que tiene de Extremadura al decir aquello de que se ha planteado invertir en el mismo para generar algún puesto de trabajo para que ningún otro joven tenga que vivir lo que vivió su padre con 15 años. Por favor, mi padre vivió en Extremadura con 15 años (y contando con que tengo la misma edad que Abel Robledo quiero entender que hablamos de la misma época) y cuenta maravillas del pueblo, maravillas que me han hecho volver año tras año para ver si podía revivir alguna (y tengo que confesar que alguna sí que he vivido, aunque no todas las que quisiera).

En ambas cartas tengo la sensación de que los autores han decidido enterrar bien profundo su origen extremeño, olvidar su pasado y tratar de encajar en una sociedad que ha tendido a exacerbar  todo aquello que le diferenciara de sus vecinos, dejando por el camino los puntos de unión. Un pueblo es grande cuando se convierte en tolerante, cuando acepta su pasado y acepta en su cultura el enriquecimiento que produce la mezcla.

Por último, una pincelada al famoso documental de Buñuel. Me parece una farsa, una gran mentira, este documental. Me hubiese gustado que el mismo documental se hubiese realizado en Tresviso o en algún otro pueblo aislado de nuestra accidentada geografía. Quizás los resultados no habrían sido muy diferentes, o quizás habrían sido peores.

En definitiva me parece muy mal la imagen que se da en ambas cartas y en el documental sobre Extremadura. Me da la sensación, confirmada en la carta de Abel Robles, que no se conoce para nada Extremadura y de que existe un halo de vergüenza por provenir de un pueblo extremeño o de un pueblo en general.

PD. Por lo que respecta a la balcanización del asunto mencionada en la carta de Pedro Asenjo, prefiero no hacer comentarios incendiarios, pero haberlos haylos y quizás los exprese en otro blog.

lunes, 4 de julio de 2011

Despertar

Primera hora de la mañana. Esa hora en la que todavía no han reconstruido el mundo para que pueda ser pisado de nuevo... Estás tranquilamente dormitando, sabiendo que o bien el despertador o ese ser de cuatro patas que deambula por la casa en cualquier momento se van a dar cuenta de que existes y es entonces cuando rezas para que kronos (el señor del tiempo) decida darte dos segundos más de calma.

Pero el ser de cuatro patas tiene los oídos muy finos, cualquier movimiento o cambio de respiración delata tu posición. Oyes sus pasos, oyes su respiración, cada vez más cerca. Te quedas muy quieto a la espera de que pierda tu rastro, pero ya es tarde. De pronto notas sus bigotes rozándote la cara y ya sabes que estás perdido...

Intentas razonar con el ser de cuatro patas para que comprenda que si el despertador no ha sonado significa que no existe nada más allá de la puerta de la casa. Que vuelva a su colchón y espere pacientemente, pero sabes que no va a comprenderlo. Su mundo no va más allá del aquí y ahora. Así que resoplas con la esperanza de que la mujer más bella del mundo que duerme a tu lado (y de la que te acabas de percatar) no se despierte. No se ha despertado, sigue siendo una parte integrante de la cama todavía sin entidad propia, pero la mejor parte de la cama.

Te vistes con lo primero que ves encima de la cómoda. Vas al baño para vaciar la vejiga y luego a la cocina para volverla a llenar, mientras el ser de cuatro patas te sigue intentando hacerse notar y hacer notar su necesidad. Le vistes con su ropa sacada de la más cutre de las películas sado-masoquistas (un arnés de nylon) y te diriges hacia la puerta de casa con la esperanza de que por lo menos hayan reconstruido las escaleras y el tramo de calle que utiliza el ser de cuatro patas como campo de juegos, cuarto de baño y periódico diario.

Ya en la calle oyes que suena el despertador del móvil. Miras al perro y le dices mentalmente gracias. Es de agradecer que te despierten cada mañana con el suave roce de unos bigotes y a veces con un lengüetazo en plena cara. Mucho mejor a despertarte con el estridente sonido que sale de ese aparato infernal. Es de agradecer que ese despertador de cuatro patas no despierte a la mejor parte de la cama para poder disfrutar de la visión durante algunos segundos...

De todas formas, mañana, volveré a maldecir mentalmente al can por no aguantar hasta que el despertador suene, pero en este momento me siento enormemente agradecido.

domingo, 3 de julio de 2011

El Origen

Como apunta muy bien Barri en su comentario a la anterior entrada del blog, en los cálculos hace falta incluir el pequeño porcentaje de la especulación... Veamos como casa todo esto...

En primer lugar debemos buscar el origen de la especulación. Si el sistema funcionara como he explicado en la entrada anterior, las empresas ganarían todos los años la misma cantidad de dinero para comprar siempre los mismos productos y venderlos al mismo precio. Pero desgraciadamente no es así, toda empresa que se precie quiere duplicar sus beneficios año a año y expandirse comercialmente, para conseguirlo existen dos vías clásicas: subir los precios de los productos vendidos y reducir los gastos (generalmente reduciendo los salarios en primer lugar)... Creo que tengo un par de ejemplos para ilustrarlo:

Mi padre ha trabajado toda su vida como empleado de banca. Cuando él entró a trabajar no hacía falta tener 5 máster y 2 licenciaturas, ni siquiera te exigían saber 50 idiomas. Cuando él entró a trabajar lo único que te exigían era saber trabajar. En aquella época los salarios eran altos en comparación con los precios y un sólo sueldo podía mantener a una familia entera...
Cuando mi padre se jubiló, fue sustituido por un joven (aunque tenía más años que los que tenía mi padre cuando entró a trabajar) que tenía 10 máster, 6 licenciaturas y sabía hablar 250 idiomas, a parte de eso tuvo que pasar una dura prueba muy similar a las oposiciones. A este sustituto le contrataron como BECARIO, de forma que no tenía contrato y no le pagaban un sueldo digno... Al menos no el suficiente como para poder mantenerse independiente dados los precios actuales...
Por otro lado, mi padre fue de los que tuvieron suerte, le sustituyeron, a la mayor parte de sus compañeros que se jubilaron por la misma época no los sustituyó nadie. De forma que, poniendo por ejemplo la oficina en la que trabajaba mi padre, cuando él entró a trabajar eran algo así como 30 empleados en la oficina, cuando salió eran apenas 3 empleados para repartirse todo el volumen de trabajo.
Durante todo este tiempo no es que el Banco haya pasado dificultades precisamente, el número de oficinas se ha multiplicado por varios miles (antes había una sola oficina por provincia) y los Directores Generales se han embolsado cada año el doble, triple o cuádruple de lo que ganaban el año anterior.


Así que en los aproximadamente 30 años que ha estado mi padre trabajando en el Banco, éste se ha expandido, ha multiplicado beneficios y ha disminuido sueldos y empleados... Objetivo conseguido... Pero cuidado, nos olvidamos de una cosa. Si disminuyes sueldos y empleados, éstos tienen menos dinero para gastar, por tanto gastan menos y hay menos dinero en circulación. Al haber menos dinero en circulación, entra menos dinero en los Bancos, entonces ¿de dónde han salido los beneficios millonarios de los Bancos? De un dinero que ellos mismos han prestado a unos intereses cada vez más desorbitados...


Veamos el ejemplo de una empresa pública que también conozco de cerca, La Universidad:


Mi director de tesis, entró a trabajar como profesor adjunto en la Universidad al año siguiente de haber terminado la carrera. No sé muy bien cuánto ganaría, pero seguramente le daba para poder vivir medianamente bien. Mientras trabajaba de profesor adjunto pudo terminar tranquilamente su tesis, sin el estrés de tener que pedir becas ni ayudas. Por otro lado, en aquella época el número de alumnos de la Universidad era bastante más bajo que el que hay ahora y por tanto los ingresos de la misma por alumnos era más reducido.
Han pasado cerca de 30 años. Cuando yo terminé la carrera me encontré con que tuve que pedir una beca para poder realizar mi tesis. Así que no tenía ninguna seguridad de mi futuro laboral ni tampoco tenía lo que se entiende por un sueldo digno, al menos no el suficiente como para poder conseguir una independencia. Durante estos años el número de alumnos de la Universidad se ha multiplicado por algo así como 100, y además las tasas de matriculación también se han multiplicado, pero no se ha aumentado, al menos en la misma proporción, el número de profesores. Así que tenemos una Universidad que se embolsa un buen montante cada año con las matriculaciones de los alumnos, pero que paga los sueldos de los mismos profesores ¿a dónde va el dinero de las matriculaciones de los alumnos? ¿Cuántos nuevos profesores entran a trabajar en la universidad cada año? ¿Cuántos nuevos laboratorios para alumnos se abren?

Sinceramente creo que esto es muy grave. Por un lado los Bancos, y por extensión las empresas privadas, no paran de reducir personal y sueldos, mientras que en el sector público, concretamente en la Universidad, suben las tasas de matriculación y mantienen al mismo personal y material.

Además en la Universidad me parece la situación más grave todavía si cabe, pues al no haber renovación de personal, no hay renovación de ideas y conceptos. Afortunadamente no es así, pero imaginemos que un profesor de universidad, durante sus años de estudiante, le enseñaron cierta teoría que más tarde, cuando él ya estaba impartiendo clases, se demostró que no era válida, sin embargo a él no le convenció la demostración de su invalidez. Al ser este profesor director de tesis, irá inculcando y dirigiendo las tesis que salgan de su departamento hacia la teoría que estudió cuando era alumno (no es una crítica, simplemente es algo natural en el ser humano, si algo no te convence lo rechazas), y a partir de ahí comienza el estancamiento de las ideas y conceptos en la Universidad. ¿Cuántos profesores de universidad no hemos visto dar clases con apuntes que ya estaban amarilleados? (Abordaré el tema de la Universidad en futuras entradas porque me parece un tema muy importante).


Así que tenemos unos empresarios de Banca que se están embolsando cada año cantidades de dinero abusivas a costa de bajar sueldos y número de empleados y subir los intereses a niveles desquiciantes. Y por otro lado una Universidad que sube las tasas de matriculación y no avanza intelectualmente.


¿Qué hace ante esto el ciudadano de a pié? ¿Qué hace Juan? Sólo le quedan dos salidas, gastar menos o pedir préstamos al Banco para casi todo. Si gasta menos el empresario se ve obligado a subir los precios para compensar la disminución del consumo, lo que obliga a los consumidores a gastar más y pedir más dinero prestado. Si pide préstamos al Banco, éste en lugar de bajar los intereses de los mismos, los sube para ver si consigue más beneficios por el mismo dinero. En cualquier caso el que termina ganando la partida es el Banco que se ingresa cada vez más y más dinero. ¿Hacia dónde va el dinero que se embolsa el banco? Como ya hemos visto en la entrada anterior de este blog, ese dinero en un principio iba a pagar sueldos, deudas, impuestos y al bolsillo del empresario. Como el porcentaje que se destina a los sueldos es cada vez menor, aumentan los porcentajes de los otros tres:
  1. El dinero que prestan los Bancos no sale de la nada, se pide prestado a otros Bancos. Por tanto aumenta el nivel de deudas de los Bancos.
  2. Al haber menos consumo, el Estado se ingresa menos, por lo que tiene que subir los impuestos para poder embolsarse un dinero que necesita para pagar las deudas contraídas con los Bancos que también han aumentado.
  3. Como ya se ha visto en esta entrada del blog, el empresario de la banca cada año gana al menos el doble de lo que ganó el año pasado.

De esta forma podemos ver que el gran agujero negro de toda la economía parece estar en los Bancos.

Cuando comencé a escribir la entrada anterior no pretendía ni mucho menos demostrar que los Bancos son los que se están llevando el dinero (me ha sorprendido llegar a esta conclusión), pero a los hechos me remito. Parece que por muchas vueltas que se le dé a un billete de 100 €, siempre termina en el Banco...
 

sábado, 2 de julio de 2011

Comprensión

Llevo ya varios meses empapándome de todo tipo de documentales y artículos que me ayuden a entender un poco más toda esta crisis que nos está afectando a todos. Documentales como "Debtocracy" y artículos como "Historiador llama a Alemania a no olvidar su deuda con Grecia" me han hecho pensar que hay algo que no nos cuentan de todo esto...

Por esto me he propuesto averiguar hacia dónde va el dinero que nos gastamos diariamente, cuál es el agujero negro que está absorbiendo todo el dinero. Para ello he ideado un ejemplo que posiblemente no responda del todo a la realidad, pero creo que más o menos da una pincelada de la misma.

"Pongamos que Juan (nombre ficticio donde los haya) compra un electrodoméstico por 100 € (he tomado el valor de 100 para simplificar cálculos). De estos 100 €, 18 € son de IVA que van directamente a las arcas del Estado. Suponiendo un margen de beneficio para el vendedor del 50%, 50 € van a parar al vendedor, mientras que los 32 € restantes van para el suministrador del producto.

JuanIVABeneficiosSuministrador
100 €18 €50 €32 €


De los 50 € de beneficio del vendedor, supongamos que aproximadamente el 20% está destinado a pagar los sueldos de los trabajadores, es decir 10 €. El  10%, es decir 5 € van a pagar los impuestos varios que un empresario debe pagar. El 30% (15 €) son utilizados para pagar la hipoteca que tiene con el banco por el local, el negocio... Lo que le deja al empresario/vendedor un total de 20 € para consumo propio.

BeneficiosSueldosHipotecaImpuestosResto
50 €10 €15 €5 €20 €



De los 10 € destinados para el sueldo de los trabajadores, suponiendo que se les haga una retención del 10%, 1 € va a parar al Estado y el 30% (3 €) lo utiliza el trabajador para pagar la hipoteca de su casa o coche. De forma que al trabajador le quedan 6 € para sus propios gastos.

SueldoRetenciónHipotecaResto
10 €1 €3 €6 €



Al final de la cadena, de los 100 € que pagó Juan por el electrodoméstico, 24 € han ido a parar a las arcas del Estado y 18 € han ido a parar a los Bancos. Suponiendo que tanto el Estado como los Bancos sean compartimentos estanco de los cuales no sale el dinero, deja un total de 58 € en circulación de los 100 € iniciales."

JuanEstadoBancosResto
100 €24 €18 €58 €




Esto podría indicar que los Bancos y el Estado se están quedando con 42 € de cada 100 € que circulan por ahí. Sin embargo, los Bancos y el Estado no son compartimentos estanco, los Bancos y el Estado tienen que pagar sueldos, suministradores... Suponiendo que ambas entidades tienen el mismo margen de beneficios que antes hemos mencionado (50%) y que el porcentaje destinado a los sueldos es el mismo (20%), permite que vuelvan a salir al mercado un total de 21 € que se pagan a suministradores y 4,2 € que salen en forma de sueldos para los empleados públicos y de la banca.

EntradaSuministradoresBeneficiosSueldosResto
Estado24 €12 €12 €2,4 €9,6 €
Bancos18 €9 €9 €1,8 €7,2 €
Total42 €21 €21 €4,2 €16,8 €




Todavía nos falta por explicar a dónde van los 16,8 € restantes. No debemos olvidar que el Estado tiene deudas con los Bancos que, según el modelo que estamos explicando, ascienden a 3,6 € (el 30% de los ingresos). Esta cantidad debemos sumarla a lo que entra en los Bancos, por tanto todavía no ha salido de nuevo al mercado. Por otro lado los Bancos deben pagar una serie de impuestos, que según el sistema que hemos ideado asciende a 0,9 €. Pero, igual que nos pasaba con los 3,6 € que el Estado debe a los Bancos, tampoco sale al mercado. Además, los Bancos también tienen que pagar una serie de deudas a otros Bancos, que ascienden a 2,7 € y que, igual que los 3,6 € de deudas del Estado, tampoco salen al mercado de nuevo.

EntradaDeudasImpuestosBeneficios
Estado9,6 €3,6 €-6 €
Bancos7,2 €2,7 €0,9 €3,6 €
Total16,8 €6,3 €0,9 €9,6 €




Por último, quedan los beneficios tanto del Estado como de los Bancos, son un total de 9,6 €. Que serán gastados por Bancos y Estado en comprar nuevas oficinas, construir carreteras... Por lo que estos 9,6 € sí que vuelven a salir al mercado.


Al final lo único que queda inexplicado son 7,2 €, 6,3 € de deudas entre Bancos y Estado y 0,9 € de impuestos a los Bancos. Esta cantidad va circulando entre Bancos y Estado y en cada ciclo sale un porcentaje aproximado del 70%, mientras que el 30% restante se vuelve a invertir en la deuda.


A la vista del ejemplo presentado, que por supuesto no es ni exhaustivo ni siquiera medianamente real, aunque sirva para explicar hacia dónde va el dinero, mi pregunta es la siguiente, si de cada 100 € que gastamos, tan sólo 6,3 € se quedan en una especie de limbo (que como hemos visto no es tal, si no que sigue circulando y saliendo poco a poco), ¿por qué resulta que cada vez tenemos menos dinero? ¿Dónde está el fallo del sistema?


Bueno, como ya se me ha quedado un poco larga esta entrada del blog, prometo intentar responderla, a mi manera en la siguiente entrada.